En el Reino Unido los autónomos que están empezando tienen cuotas más bajas, los impuestos de sociedades son más bajos para nuevas empresas y puedes estar exento de IVA. ¿Es tan chollo como parece tener una empresa allí?
Existen un buen montón de artículos que hablan sobre cómo crear una empresa en el Reino Unido y en muchos sitios recomiendan hacerlo. Siempre se habla del chollo que es, lo barato que resulta crear una empresa allí y sus exenciones de impuestos para los autónomos y empresas que empiezan.
Pero ¿es todo tan bonito como lo pintan?
Hace unos días, en un encuentro con otras empresas, escuché a un chico que quería montar un negocio de venta por Internet de ropa que diseñaba él mismo. Estaba muy emocionado porque eran diseños que hacía él mismo y parecía que gustaban y tenía cierta demanda.
Estaba un poco asustado por todos los trámites que había que hacer aquí y las altísimas cuotas de autónomos que hay que pagar. Además estaba el tema del IVA.
Nos contó que había oído que montar una empresa en los dominios de Isabel II era muy económico y estaba muy bien para gente que empieza y tiene pocos recursos. No era la primera vez que lo oía pero en esta ocasión no pude morderme la lengua. Le conté todas las pegas y los riesgos que tiene meterse en ese berenjenal (por cierto, la expresión viene de aquí).
Me he animado a escribir este artículo pensando en todos esos pobres emprendedores que tienen muchas ganas e ideas pero andan muy justos de dinero y acaban cayendo en estas trampas. Si estás bien asentado y cuentas con buen respaldo económico todo esto que cuento aquí será irrelevante para tí.
No digo que no tenga grandes ventajas montarse una empresa allí, pero algunas empresas que se dedican a ésto suelen olvidarse algunos detallitos:
- Desconoces la ley de allí totalmente. Hay mucha rumorología y, si le haces caso, acabarás metiendo la pata. Al igual que ocurre aquí es recomendable tener una asesoría (*) para que te ayuden con impuestos y demás. Ah sí, las asesorías cobran por su trabajo.
- La ley británica es relativamente amable con las empresas y autónomos. No te consideran culpable ni te persiguen tanto como aquí. Eso sí, como te olvides de presentar un papelito a tiempo te empiezan a crujir con multas que da gusto. Allí no se andan con tonterías.
- Las renovaciones. Cuando contratas alguno de estos servicios de creación de empresa tienes que contratar también un servicio de domiciliación y reenvío de correspondencia. Mucho ojo aquí, la renovación del servicio año suele ser más cara que la contratación inicial.
- Los traslados. Es cierto que allí se pueden hacer muchísimos trámites por Internet y da gusto. Pero ya conozco varios casos de gente que ha tenido que presentarse allí a todo correr para algunos trámites sea con alguna administración o con el banco.
- Los bancos no abren cuentas tan fácilmente como aquí. Normalmente suele ser necesario hablar con cuatro o cinco bancos antes de conseguir abrir una cuenta. Aquí la suerte de con quién te toque y lo bien que le caigas hace mucho. Además, para abrir una cuenta no es presentarte en la oficina y listo. Tienes que pedir una cita con una persona especializada en este tipo de cuentas. Puede que te toque más de un viajecito a Londres (o donde sea) solo para abrir la cuenta bancaria.
- Seguimos con los bancos. La mayoría no te cobran comisiones el primer año. Pero luego empiezan y suelen ser cinco libras al mes. No es mucho pero todo suma.
- Ojito con trabajar en España y tener tus clientes en España. Puedes tener problemas con la Seguridad Social por estar desarrollando aquí tu actividad (por muy británica que sea la empresa).
Así que infórmate bien, investiga y asegúrate de que no vas a tener ninguna sorpresa de éstas.
Así que si eres un pringado (como lo somos el 99% de la gente) no lo hagas por pagar menos impuestos, meterás la pata y acabarás pagando impuestos dos veces aparte de las bonitas multas y sanciones que te irás comiendo.
(*) El mundo de las asesorías en el Reino Unido también es de asustar un poco. Hay bastante disparidad de precios y de calidad de servicios. No vayas a los más económicos, asegúrate de que sean buenos (o por lo menos decentes).