¡La panda de parranda!

Llegó por fin el día de juntarnos y ponernos cara. El miércoles de la semana pasada estuvieron por Bilbao Laura, Adonai y Carlos para vernos por primera vez en persona.

La cosa no empezó muy bien porque llegaron a la hora que los restaurantes están cerrando y no quedaban muchas opciones. Así que terminaron comiendo en una famosa franquicia de pizzerias. Vienes a Bilbao y comes en una franquicia. Por suerte la policía gastronómica no recibió ninguna denuncia.

El jueves ya tocaba día de trabajar mano a mano en la habitualmente desolada oficina de Urlan Heat. Soy un firme convencido del trabajo remoto, pero reconozco que estuvo muy bien trabajar juntos.

Para poner remedio a la terrible afrenta culinaria del primer día nos fuimos a comer al restaurante La Alhóndiga (no la «albóndiga», como se pensó alguno). Un sitio muy recomendable y con unas raciones más que generosas, por cierto.

Comiendo en el Restaurante la Alhóndiga (no confundir con el Azkuna Zentroa).

La tarde la dedicamos a visitas clientes para que pudieran comprobar que el equipo son personas de verdad y no soy yo poniendo voces en las reuniones remotas sin cámara.

Un día así no podía acabar de otra forma que en el karaoke hasta las tantas. Fue una noche memorable en la que nos lo pasamos muy bien.

Pero como en el equipo somos gente ante todo profesional el viernes estuvimos a las 8:00 al pie del cañón dando el callo. Eso sí, nuestras voces delataban nuestra visita al karaoke.

Otro día de trabajo en equipo en el que seguimos afianzando lazos. Y luego tocaba ir a comer al Varona con la gente de BVApps. Allí empezó a unirse gente y lo que iba a ser una comida íntima acabó convirtiéndose en una algarabía de casi veinte personas.

Allí tuvimos a Iban, Koldo y Lara de BVApps, a nuestros queridos David Boyero y Marta Liarte, y a algunas caras nuevas: Karlos, Iván, Sergio, Salva, los dos Javis y Marcos.

Y después de la comida a socializar en el obligatorio poteo por Ledesma donde se nos unieron Maitane y Jon. Poco a poco se fue retirando la gente pero los más valientes (y jóvenes) aguantaron hasta bien pasada la medianoche.

Han sido tres días agotadores pero muy divertidos, productivos y entrañables ¡Habrá que repetir!

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