¿Sabes que hay clientes que no tienen ningún problema en adelantar el presupuesto de varios meses? ¿Y que les paso una factura de horas trabajadas y la pagan sin pedir explicaciones?
¿Y sabes cómo lo he conseguido?
Pues con sinceridad brutal y no engañando nunca.
Cuando me piden algo que creo que se puede solucionar con algo ya existente se lo recomiendo. Aunque eso haga que les facture menos ese mes.
Cuando me piden algo complicado que va a llevar muchísimo trabajo en vez de frotarme las manos pensando en todo lo que les voy a facturar propongo una solución más sencilla (aunque pocas veces me hacen caso).
Cuando creo que Urlan Heat no es la empresa que mejor les puede solucionar el problema les recomiendo a otros.
Cuando meto la pata lo reconozco. Duele, se sufre, pero tiene recompensa (después del escarnio).
Y así, día a día, me he ganado su confianza.
En una ocasión un cliente tenía tres presupuestos y me llamó para preguntarme cuál debía escoger ¡Y uno de esos presupuestos era mío! Yo le recomendé uno de los otros porque sinceramente pensaba que otra de las empresas lo haría mejor.
¿Adivinas a quién acabó llamando? Si has pensado «¡A Urlan Heat!» bien por tí. Si has pensado «¡A alguno de los otros!» cierra al salir, por favor.
Cuesta mucho. La gente te dice que no eres honrado sino bobo. Pero si piensas a largo plazo es una estrategia ganadora.
Y ahora que los clientes están distraídos y me he ganado su confianza voy a vaciarles las cuentas… ¡eh! ¡Gorka malo! ¡lárgate!